Por Yenima Díaz Velázquez
Las Tunas.- Su esposo es Pedro Rogelio García Suárez, un usufructuario que vive día a día entre cerdos, aves y carneros.
Ella es una mujer de estos tiempos, de las que sonríen y trabajan, de
las que no se quedan de manos cruzadas, esperando tiempos mejores.
El amor a su hombre y la voluntad por mejorar la situación económica
de la familia, hicieron que María Olano Olano dejara las comodidades de
su vida en la ciudad y se trasladara a vivir a una zona periférica de la
provincia de Las Tunas.
Es también el mejor apoyo para las ideas transformadoras que se le
ocurren a él, siempre en aras de incrementar las producciones.
«Nosotros estamos solos aquí; por tanto, compartimos todos los momentos, siempre juntos, para el trabajo y para las alegrías».
Su vida es un verdadero sacrificio; pero, lo asume como algo natural y con muchas ilusiones.
«Vinimos para aquí sin comodidades y poco a poco fuimos haciendo
algo. Ya tenemos la bienhechuría y eso nos ayuda mucho. Fíjese que
antes veníamos por la mañana y volvíamos por la tarde a la ciudad».
De todos los aspectos cotidianos de la vida, lo que más extraña es dormir bien.
«Pues sí, no se duerme con tranquilidad. Los animales suenan
constantemente y tengo el sueño ligero. Además, tenemos que hacer
guardia porque son muchos. Imagine, el día entero trabajando y por la
noche durmiendo poco».
Seguramente es más difícil que lo que ella dice. Pero, todo luce limpio y muy bonito.
«Claro, trabajo mucho. Y vale la pena. Siento que hemos mejorado
mucho. Ya tenemos para comer, especialmente la carne, que es difícil
tenerla todos los días en los platos. Se pasan muchas dificultades;
pero, se mejora».
A pesar de la falta de vecinas para dialogar, y tan lejos del resto
de la familia, María está dispuesta a acompañar a su esposo, el tiempo
que sea.
«Seguiré con él todo el tiempo. Mientras esté aquí, yo estaré aquí.
A veces yo me decaigo y él me levanta o viceversa. Somos un equipo y
así seguiremos».
La de ellos es una bonita tarea para mejorar la economía familiar, él
desde su condición de productor de alimentos; y ella como firme horcón
que le anima, le consuela y lo secunda.
miércoles, 23 de marzo de 2016
miércoles, 16 de marzo de 2016
Una corte de mujeres
Por liliana Gómez Ramos
“Aprender a levantarse y seguir adelante…” ese es el mensaje que compartieron cuatro testimoniantes este 15 de marzo en la corte de mujeres que se desarrolló en el municipio de Jesús Menéndez, donde ofreciendo sus vivencias contra la violencia en una vista pública.
Frente a un tribunal solidario y a otras personas que viven en el territorio del norte de la provincia de Las Tunas, se contaron historias que demuestran la fuerza de voluntad de ellas y la capacidad de superar experiencias negativas en la vida. Además de proponerle una ruta a otras que aún son víctimas.
Esta corte de mujeres es la novena que se desarrolla en el país y la primera fuera del escenario capitalino. En las anteriores se denunciaron temas diversos como el impacto del bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba y problemas que afectan a la sociedad cubana actual.
La corte chaparrera sirvió para denunciar la violencia que han sufrido las mujeres limitándolas al empleo y como blancos de daños físicos y psicológicos, convirtiéndose en paradigma de transformación para hombres y mujeres que no saben salir de situaciones violentas mientras que para las testimoniantes funcionó de terapia y de activismo social.
La organización de la corte estuvo a cargo del Grupo de Género y Ruralidad (GeRu), de la sede universitaria en Chaparra, cabecera del municipio y bajo el asesoramiento del Grupo de Estudios sobre América Latina (GALFISA) perteneciente a la Facultad de Filosofía de La Habana, institución que ha coordinado las cortes desde la década del 90 del pasado siglo con el objetivo de visibilizar la resistencia de las mujeres contra el patriarcado, por la solidaridad y la justicia social.
“Soy una mujer exitosa, he participado en eventos nacionales e internacionales por mi trabajo. No guardo rencor. Este no es el fin es el principio, por el compromiso social que tenemos para transformar la realidad y vivir fuera de la violencia” – dijo una de las protagonistas del día.
Así, son estas mujeres capaces de dejar un triste pasado detrás para asumir el presente y el futuro con la convicción de seguir adelante.
“Aprender a levantarse y seguir adelante…” ese es el mensaje que compartieron cuatro testimoniantes este 15 de marzo en la corte de mujeres que se desarrolló en el municipio de Jesús Menéndez, donde ofreciendo sus vivencias contra la violencia en una vista pública.
Frente a un tribunal solidario y a otras personas que viven en el territorio del norte de la provincia de Las Tunas, se contaron historias que demuestran la fuerza de voluntad de ellas y la capacidad de superar experiencias negativas en la vida. Además de proponerle una ruta a otras que aún son víctimas.
Esta corte de mujeres es la novena que se desarrolla en el país y la primera fuera del escenario capitalino. En las anteriores se denunciaron temas diversos como el impacto del bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba y problemas que afectan a la sociedad cubana actual.
La corte chaparrera sirvió para denunciar la violencia que han sufrido las mujeres limitándolas al empleo y como blancos de daños físicos y psicológicos, convirtiéndose en paradigma de transformación para hombres y mujeres que no saben salir de situaciones violentas mientras que para las testimoniantes funcionó de terapia y de activismo social.
La organización de la corte estuvo a cargo del Grupo de Género y Ruralidad (GeRu), de la sede universitaria en Chaparra, cabecera del municipio y bajo el asesoramiento del Grupo de Estudios sobre América Latina (GALFISA) perteneciente a la Facultad de Filosofía de La Habana, institución que ha coordinado las cortes desde la década del 90 del pasado siglo con el objetivo de visibilizar la resistencia de las mujeres contra el patriarcado, por la solidaridad y la justicia social.
“Soy una mujer exitosa, he participado en eventos nacionales e internacionales por mi trabajo. No guardo rencor. Este no es el fin es el principio, por el compromiso social que tenemos para transformar la realidad y vivir fuera de la violencia” – dijo una de las protagonistas del día.
Así, son estas mujeres capaces de dejar un triste pasado detrás para asumir el presente y el futuro con la convicción de seguir adelante.
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