José Martí: pensador, político, poeta, el más universal de los cubanos, tuvo espacio en su obra para la mujer. Martí aporta un enfoque de género de la actividad humana, vigente aún para el siglo XXI, en el cual considera que esta no podría ser efectiva sin el aporte espiritual de la mujer desde su propia naturaleza esencial.
El apóstol cubano afirma:(...) las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño- la obra es invencible.
Cuando se aprecia la igualdad de las diferencias de dos mitades que se complementan mutuamente ante las tareas comunes, se puede ver, al decir de Martí, "(...) un poco de cielo azul, la ferviente amiga, la hermana ejemplar, la madre amante, la entusiasta patriota".
Una de las ideas más revolucionarias de la ideología martiana de la unidad es el papel esencial que Martí le asigna a la mujer en el desarrollo de la sociedad y en la consolidación de las ideas más nobles del progreso, porque no deja de destacar la especificidad del aporte de la mujer. Él dice que "(...) las ideas (...) no están seguras hasta que las mujeres no las aman". También afirmó: "Nada perdura sin la gracia. La mujer, de instinto, divisa la verdad y la precede".
Tal vez la nota más alta de la necesidad educativa de la mujer para la forja de hombres revolucionarios, Martí la pone cuando exalta el papel de Mariana Grajales, la madre de Los Maceos, para enseñarle a las mujeres cuál debe ser su posición ante la tarea de todos. No se trataba sólo de que la mujer fuera al campo de batalla, lo cual él no negaba, pero destacaba que ella en la retaguardia tenía una misión formadora de hombres y mujeres tan importante como la otra y tan digna de honor como cualquiera. ¿Qué había en esa mujer –dice Martí– qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su vida sencilla, que cuando se escribe de ella es como de la raíz del alma, con suavidad al acabar la vida, rodeada de varones que pelearon por su país, criando a sus nietos para que pelearan.
El complemento educativo que aporta la mujer a la sociedad radica no en que ella deba ocupar la posición del hombre, sino que se desprende de otro ángulo de acción. "(...) El hombre es rudo e impaciente, y se ama más a sí que a los demás. Y la mujer es tierna, y goza en darse, y es madre desde que nace, y vive de amar a otros (...)". Esta diferenciación exagerada viene de la sobrevaloración del hombre en los marcos de una cultura machista y la necesidad de vindicar el mérito de la mujer en contraposición a esta.
Por eso este 19 de mayo a 115 años de su caída en combate las cubanas recordamos a ese hombre en cuyo pensamiento estuvo muy presente la mujer.
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