Sandy llegó como aseguro que nadie lo esperaba. Llegó y lastimó muy fuerte a todo nuestro caimán, a unos directamente y a otros porque sentimos el dolor de los demás. Allí en tierras santiaguera, holguinera y guantanamera dejó su huella como para que lo recordáramos por siempre y no se equivocó pues durante varios días y quizás años estaremos mencionándolo. Pero ya Sandy pasó y ahora veo a cada instante un huracán más potente y fiero, al que nada lo detiene este huracán se llama SOLIDARIDAD: Sus ráfagas en vez de viento son de reconstrucción a cada instante; las olas son tan fuertes como los lazos de amistad que demuestran los amigos venezolanos, chinos, bolivianos, rusos...; y el ojo de este meteoro especial es el de los buenos cubanos que miran como hacer más a medida de que pasan los días.
Y qué decir de los lineros de la Unión Eléctrica, de los comunicadores, los constructores, los trabajadores de transporte y otros tantos que están allí para llevar la luz donde Sandy dejó oscuridad y destrucción. Como dijera nuestro presidente Raúl Castro: ¡Vamos a salir de esto!
jueves, 1 de noviembre de 2012
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