Trancurría el mes de marzo del año 2000 y las mujeres estábamos inmersas en la celebración del séptimo Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas. Mi hija Zandrita había cumplido su primer año de vida y tuve que dejarla bajo loc uidados de su abuela para participar en los menesteres de la reunión femenina. Antes de trasladarme hacia la capital cubana tuve una lesión en el ojo derecho. Al llegar a La Habana fuimos escogidas 15 compañeras para hacer uso de la palabra en la tribuna abierta por la liberación del niño Elián González y Vilma se percató de mi dolencia, con la habitual sencillez que la caracterizaba hizo los trámites para que me atendieran mi malestar.
Al día siguiente recibí de sus propias manos los espejuelos que traigo en esta foto.Con a penas 27 años tuve el privilegio de conocer a dos grandes mujeres de la Revolución Cubana, Vilma Espín y Melba Hernández.
miércoles, 12 de marzo de 2014
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