Por Yami Montoya Tomado de Tiempo21
Las Tunas.- Pensar a favor de igualdad de derechos y oportunidades de
las féminas y la protección a la infancia, fueron siempre
preocupaciones para ella. Inspiración y fuerza para muchas, así gallarda
se mantenía ante cualquier situación esta heredera de la ternura, que
entregó su sapiencia a una organización a la cual dio vida, como bandera
de la equidad femenina en Cuba.
Vilma Espín Guillois,
conocida durante la clandestinidad como un Mariela, fue la mujer que
entregó su pensamiento optimista, su espíritu impulsor a la causa de la Revolución cubana, legendaria guerrillera del
II Frente Oriental Frank País, que al triunfo de 1959 reorganizó las
organizaciones femeninas (Unidad Femenina Revolucionaria, la Columna
Agraria, las Brigadas Femeninas Revolucionarias, los Grupos de Mujeres
Humanistas, Hermandad de Madres) hasta consumar una de sus obras
perfectas: la Federación de Mujeres Cubanas, (FMC) de la cual fue su presidenta.
Asumió en esta organización el rostro de la mujer ama de casa, profesional y dirigente, que mostró con orgullo ante el mundo,
cuando encabezó la delegación cubana al Primer Congreso Latinoamericano
sobre Mujer y Niños, en 1959 en Chile, y en las Conferencias de la
Mujer realizadas en México, Copenhague, Nairobi y Pekín.
Con su carácter tierno unificó desde el barrio, las comunidades en
zonas urbanas y rurales a las cubanas, a la Mujer. Sí, en ellas pensaba
cuando la FMC comenzó a abrir cursos de artesanía y de cortes y costuras, de peluquería, de cocina, como parte de las oportunidades que se abrían para superar a las federadas.
Bajo su impronta la organización creó las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia,
con equipos multidisciplinarios para atender a la familia como
principal núcleo social donde surgen diferentes problemáticas y
conflictos.
Asumió los retos en la continuidad de la organización sobre los
estudios y diseños de políticas para favorecer el desempeño social de
las féminas, porque como bien expresara en una ocasión:
“Cada logro de la Federación ha sido posible por la labor sistemática
de cientos de miles de mujeres que brindan con profundo amor su aporte
en todos los frentes”.
Además de su labor en esta organización femenina, dirigió la Comisión
de Atención a la Mujer, la Infancia y la Juventud de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, y participó en la formulación de las leyes
relacionadas con la mujer, y en la discusión y elaboración del Código de
Familia, aprobado en 1975, y que actualmente está en proceso de revisión y actualización de sus normativas.
Hoy su ejemplo se multiplica en cada cubana que asume los desafíos
que afronta el país en el cual desempeña un papel protagónico. En su
honor, nosotras todas, estamos inmersas en las labores del desarrollo
económico país y en los diversos frentes sociales en la industria, la educación, la producción y los servicios. Así es la Mujer cubana, no es mito, es un ejemplo en el universo femenino del orbe.
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