Estos 10
pasos ofrecen el camino de la prevención del cáncer
1.
RESTRICCIÓN CALÓRICA EN LOS HÁBITOS NUTRICIONALES
Hace más
de cien años diversos autores consideraron los malos hábitos dietéticos como
factor de riesgo para los procesos tumorales. Hoy existen evidencias
científicas que sugieren un conjunto de consejos útiles para lograr prevención
con buenos hábitos alimentarios.
La dieta
variada y que cumpla con las recomendaciones de vitaminas, minerales,
proteínas, grasas e hidratos de carbono garantiza salud y longevidad si además
se combina con una actividad física moderada y sistemática.
Una
dieta hipercalórica puede provocar sobrepeso y obesidad. Aquella persona con un
Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 30 se considera con sobrepeso. Es
obesa cuando el IMC sobrepasa el valor de 30. El cáncer de cuello de útero, el
de mama en mujeres postmenopáusicas y el de riñón se encuentran relacionados
con la obesidad.
Evitar
la obesidad desde edades tempranas. En la infancia la obesidad produce un
desarrollo precoz e incompleto de los órganos reproductores, antesala del
cáncer de los órganos reproductores.
Disminuir
la grasa animal en la dieta. Ella se encuentra relacionada con alta incidencia
de cáncer, pues incrementa el número de bacterias anaeróbicas en las vías digestivas
asociadas con la producción de compuestos cancerígenos. Las grasas de origen
animal estimulan además la producción de ácidos biliares que se mezclan con las
heces y viajan al colon donde son convertidos en compuestos carcinogénicos por
las bacterias de la flora intestinal. Pueden además provocar un desequilibrio
hormonal y afectar a células relacionadas.
Cuidar
la salud hormonal. Es la clave contra el cáncer de mama, ovario, útero,
próstata y testículo. Las mujeres sufren mucho más de cáncer en el sistema
reproductor que los hombres. Sin embargo, el correcto funcionamiento hormonal
podría acabar con 95 por ciento de todos. La salud hormonal comienza en la
infancia. La mayoría de las toxinas responsables de la degeneración de tejidos
reproductores como mamas, ovarios y útero en la mujer y la próstata en el
hombre se acumulan en los tejidos grasos.
Regular
la ingestión de proteínas de origen animal. Además de contribuir a elevar los
niveles de colesterol, ellas están contaminadas con pesticidas, herbicidas,
fármacos y sustancias tóxicas propias del entorno agrario que se depositan en
los órganos reproductores y generan tumores en la pubertad.
En
cambio alimentos que contienen fitoestrógenos como la soja, leguminosas, frutos
oleaginosos, y los cereales en general, son fuentes de las llamadas isoflavonas
que ayudan a regular el balance hormonal en la mujer y a prevenir el cáncer de
mama, además de tener un gran poder antioxidante.
Realizar
ejercicio
físico de forma sistemática. Contribuye a prevenir el cáncer de
colon, además de ayudar a evitar el sobrepeso y la obesidad. La
actividad
física recomendada consiste en caminar a paso ligero (6 km/h) tres veces
por semana como mínimo, o realizar ejercicios aeróbicos al menos 20
minutos
diarios. Existe el mito que realizar trajines domésticos o andar agitado
de
forma cotidiana es una forma de realizar actividad física. Sin embargo
no es
así. Estas actividades pueden originar cansancio y agotamiento, en lugar
de
estar concentrado y revitalizado como cuando se vive con una actividad
física
sistemática.
2.
MANTENER CONSUMO ELEVADO DE FRUTAS Y VERDURAS FRESCAS: de hoja verde y
vegetales de colores verdes y rojos
Son
ricos en sustancias antioxidantes como los carotenos. Recomendación: Ingerir 2
ó 3 piezas de fruta y al menos una buena ensalada diarias, equivalente a una
ingestión entre 400 y 800 gramos por día.
Entre
los cánceres más importantes que previenen este tipo de alimentos se pueden
citar los de cavidad oral y faringe, esófago, pulmón, estómago y colon.
3.
MANTENER EL CONSUMO DE ALIMENTOS RICOS EN FIBRA COMO CEREALES Y LEGUMINOSAS
Su valor
está en su contenido en carotenoides, vitaminas C y E. Recomendación: Entre 600
y 800 gramos diarios de leguminosas, cereales integrales y viandas.
Las dietas
ricas en cereales integrales y en leguminosas reducen el riesgo de cáncer de
estómago y colon.
4.
LIMITAR EL CONSUMO DE CARNES ROJAS Y ALIMENTOS DE ORIGEN ANIMAL: especialmente
los de alto contenido graso.
Recomendación:
Consumir menos de 80 gramos diarios para que el aporte de calorías aportadas
por ellas no supere el 10 % del total.
Las
dietas que contienen elevadas cantidades de carne roja o basadas en productos
elaborados a partir de ellas, incrementan el riesgo de cáncer de colon y en
algunos casos se asocian también con cáncer de páncreas, próstata, mama y
riñón.
El asado
de alimentos ricos en proteínas, en particular la carne roja contribuye a la
formación de derivados de piridinas y carbonilos, sustancias que favorecen el
cáncer.
Las
proteínas vegetales tienen un efecto beneficioso sobre la salud que no tiene la
proteína animal. No contienen colesterol y las grasas que se encuentran en
ellas son insaturadas. Tienen mayor contenido de minerales. Son más fáciles de
digerir y con ello su metabolismo es menos tóxico. Contienen fibra alimentaria.
Todas estas características las convierte en alimentos que pueden prevenir el
cáncer. Aunque tienen deficiencia en algún aminoácido una combinación acertada
de ellas logra que sean alcanzadas los requerimientos diarios de proteínas para
una buena salud. La mezcla de leguminosas con cereales, como por ejemplo el
arroz con frijoles puede ser una buena opción.
5.
REDUCIR EL CONSUMO DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS Y DEJAR DE FUMAR TOTALMENTE
A pesar
de encontrarse incorporado dentro de costumbres y culturas, el alcohol
constituye un tema polémico actual. Durante épocas se incluyó dentro de las
recomendaciones diarias de calorías, criterio que fue descalificado por generar
energías vacías. En cambio hoy se reconocen sus múltiples efectos tóxicos. Se
considera uno de los mayores factores de riesgo para cáncer de boca, faringe,
laringe, esófago, estómago e hígado. Afecta la mucosa del sistema digestivo,
impide la absorción adecuada de los alimentos ingeridos, aumenta las
necesidades de vitaminas del organismo e incide negativamente en el estado
nutricional o inmune del individuo.
El
alcohol es un disolvente muy efectivo de sustancias cancerígenas y por eso
permite su circulación por todo el organismo, lo que aumenta el riesgo de
cáncer.
En el
caso de consumirse se recomienda que se limite a dos copas o menos por día en
los hombres, y a una copa o menos por día en la mujer.
En el
caso del vino por sus probados efectos protectores se recomienda que se limite
a una o dos copas al día.
El
tabaco es la principal causa de muerte evitable en el mundo y cobra la vida de
casi cinco millones de personas al año. Es el único producto legal que causa la
muerte de la mitad de sus consumidores habituales. Esta adicción es causa
conocida del 30% de los fallecimientos por cánceres de pulmón, tráquea,
bronquios, cavidad oral, esófago, páncreas y laringe, entre otras y se ha
asociado a muchos otros tipos de neoplasias, como las que afectan al cuello del
útero o el riñón.
Además
de la nicotina, el humo de tabaco contiene más de 4000 compuestos químicos y
alrededor de 60 de esas sustancias han demostrado ser cancerígenas como el
alquitrán, y otras son tóxicas como el monóxido de carbono.
Por eso
se considera el tabaquismo como uno de los principales factores de riesgo para
el cáncer de pulmón en primer lugar pero además para otros tipos como el
cérvico uterino, el de mama y otros.
6.
EVITAR EL CONSUMO DE ALIMENTOS AHUMADOS, SALADOS Y COCINADOS DIRECTAMENTE AL
FUEGO O HUMO
Los
alimentos ahumados pueden contener hidrocarburos policíclicos aromáticos que
pueden ser carcinogénicos. La cocción directa produce aminas aromáticas,
sustancias que pueden ser también carcinogénicas. En la superficie de todas las
carnes ahumadas se acumulan hidrocarburos como el benzopireno, un reconocido
cancerígeno.
7.
EVITAR LA INGESTIÓN DE ALIMENTOS DEMASIADO CALIENTES O FRÍOS
Ellos
pueden ser irritantes para las mucosas.
8.
MANTENER HÁBITOS REGULARES DE COMIDAS: en cantidad y horarios a lo largo del
día y de la vida.
9.
INGERIR SUFICIENTE LÍQUIDO: a lo largo de todo el día.
10.
LIMITAR EL USO DE LA SAL COMO CONDIMENTO
La sal
puede irritar las mucosas y provocar cambios en ellas como la disminución de la
acidez, modificaciones de la flora residente y la producción de sustancias
carcinogénicas.
Los
hábitos saludables tienen la llave para prevenir el cáncer. Hasta dos tercios
de todos los tipos de cáncer se pueden prevenir y la clave está en estos 10
pasos.
Seguir
esas pautas: dieta equilibrada con abundante consumo de frutas y vegetales, con
bajo consumo de carne roja y grasas de origen animal, evitando la sal y los
alimentos curados o ahumados, eliminando el tabaquismo y bebiendo poco alcohol,
es la clave para alejar todos los tipos de cáncer en más de un 30%.
Cambios
en los hábitos intestinales o urinarios,
Una
úlcera que no cicatriza,
Indigestión
permanente o dificultad al deglutir,
Descargas
de líquidos o sangrado anormal,
Alteración
o cambios en un lunar o verruga,
Dolor
toráxico, tos o disfonía (ronquera) persistentes,
O la
presencia de un engrosamiento o bolita en el cuerpo
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