Federación de Mujeres Cubanas

jueves, 9 de marzo de 2017

Melba la heroina



Melba Hernández Rodríguez del Rey, nació el 28 de julio de 1921, en Cruces, antigua provincia de Las Villas, en una familia de estirpe mambisa. Se graduó de abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana en 1943 y licenciada en Ciencias Sociales.

Militó en el Partido Ortodoxo.
Participó activamente en las luchas contra la tiranía batistiana y formó parte del movimiento revolucionario dirigido por Fidel, integrando el grupo de héroes que participó en la toma del hospital provincial Saturnino Lora.
Fue detenida y sancionada a seis años de prisión en la cárcel de Guanajay. Melba, junto a Haydée Santamaría fue conducida desde el aeropuerto de Columbia hasta el Reclusorio Nacional para Mujeres de Guanajay. En un carro del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), fuertemente escoltado fueron conducidas hasta el penal.
Fue destinada al Bloque A, donde se encontraban las reclusas de mejor conducta, según había dispuesto el tribunal que la consideró presa política y la condenó a siete meses de prisión[1]. En un pequeño almacén de la planta baja, junto a la cocina se le habilitó la celda que compartiría con Haydée. En la celda improvisada se les habilitaron cuatro espacios: uno para dormitorio, uno para cocina, otro para comedor y un último donde se instaló el baño. Durante el encierro fue autorizada en algunas ocasiones a recibir personas amigas y se le permitió tener todos los libros que deseó, pero se le mantuvo todo el tiempo incomunicada, con la sola compañía de Haydée, y sólo podía tomar el sol en el patio los días que la visitaban sus familiares. En términos generales fue tratada de forma humana y cortés durante todo el tiempo que pasó en el Reclusorio Nacional para Mujeres de Guanajay.
Melba, junto a Haydée, salió en libertad el 20 de febrero de 1954. La esperaron en las afueras del Reclusorio, para conducirla a La Habana, sus padres, los padres de Haydée y su hermano Aldo, Juan Manuel Martínez Tinguao, Luis Conte Agüero y los revolucionarios de Guanajay, Ángel Eros, Pedro Esperón y Evelio Prieto, quienes luego formarían parte del comando que asaltó el Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957. El primer acto que hicieron tanto Melba como Haydée fue llevar una ofrenda floral a la tumba del líder ortodoxo Eduardo Chibás.
Casi inmediatamente después del excarcelamiento participó en la impresión y distribución del manifiesto "A Cuba que sufre", en el cual Fidel y sus compañeros de presidio patentizaban su decisión irrevocable de continuar la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista. Jugú un papel decisivo junto a Lidia Castro y Haydée Santamaría, en la recopilación y organización de las notas que Fidel iba logrando sacar de la prisión, escritas con zumo de limón y en la cual reconstruía su alegato en el juicio del Moncada, que luego sería conocido como La historia me absolverá, así como en su posterior impresión y distribución clandestina.
En carta del 18 de junio de 1954, Fidel le encomienda a Melba y Haydée hacer el mayor esfuerzo y concentrar los recursos en la impresión de La Historia me absolverá. Peso a peso logran acumular una cantidad de varios centenares para poder editar el manuscrito. En esta tarea se apoyan en el contador José Valmaña Mujica, quien se encarga de organizar todo el trabajo clandestino de la impresión[2].
En mayo de 1955 participó en la reunión celebrada en el barco “El pinero”, que trasladó a los amnistiados desde Isla de Pinos, y donde, bajo la dirección de Fidel, se decidió el nombre de 26 de julio para el movimiento revolucionario. Integró su primera Dirección Nacional.
Con una pequeña parte del dinero recaudado y cumpliendo orientaciones de Fidel, Melba partió hacia México para hacer contacto con el grupo de asaltantes del Moncada que allí se encontraban en el exilio. La llegada de Melba con ayuda económica alivió la precaria situación económica que estos padecían. Durante el viaje, Melba pudo comprobar la labor de captación y penetración que realizaban los elementos priístas dentro de los exiliados del Movimiento 26 de Julio. La revolucionaria obtuvo copia fotostática de una carta en la que el expresidente Carlos Prío Socarrás calificaba a los miembros del 26 como elementos peligrosos y orientaba su penetración.
El 26 de julio de 1954, luego de su regresó a Cuba, encabezó junto con Haydée una manifestación que es agredida por las fuerzas policiacas de la dictadura en el cementerio de Colón. 
Lucha insurreccional
Integró la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, en México participó en los preparativos de la expedición del Granma y despidió el 25 de noviembre de 1956 a los combatientes en el puerto de Tuxpan.
Más tarde se incorporó al Ejército Rebelde en las filas del Tercer Frente Mario Muñoz Monroy, dirigido por el Comandante Juan Almeida Bosque.
Tras el triunfo de la Revolución desempeñó importantes responsabilidades, entre ellas Presidenta del Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur primero, y después de Vietnam, Cambodia y Laos; miembro del Presidium del Consejo Mundial de la Paz; Secretaria General de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL); embajadora de Cuba en la República Socialista de Vietnam y en Kampuchea, y directora del Centro de Estudios sobre Asia y Oceanía.
Fue fundadora del Partido y miembro de su Comité Central desde el Tercer Congreso, así como diputada a la Asamblea Nacional desde 1976 hasta 1986, y elegida nuevamente desde 1993.
Falleció en La Habana en la noche del domingo 9 de marzo de 2014, como consecuencia de complicaciones asociadas a la diabetes mellitus, enfermedad que padeció durante muchos años[3].
Atendiendo a su voluntad, su cadáver fue cremado y sus cenizas custodiadas transitoriamente en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El 29 de julio de 2014 sus cenizas fueron trasladadas al cementerio de Santa Ifigenia, siendo depositadas en el Mausoleo de los Mártires de la Revolución, donde descansará junto a sus compañeros caídos en la gesta del Moncada. Sus restos fueron colocados en uno de los nichos del panteón próximo al de su hermana de lucha, Haydée Santamaría[4].
Por sus relevantes méritos recibió múltiples condecoraciones y órdenes nacionales e internacionales, entre los que destacan los títulos honoríficos de Heroína del Trabajo y Heroína de la República de Cuba.
En el año 2006 se le otorgó el título de Doctora Honoris Causa, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales.

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