Siempre que llega marzo las recuerdo con mayor vehemencia. Desde pequeña me enseñaron a amarlas y a conocer sus lindas historias de mujeres dignas. Ana Betancourt, emancipadora, valiente, de ideas avanzadas para el siglo XVIII. Mariana Grajales, cuyo coraje conocimos por las clases de historia, y ella, la más tierna, la más dulce, la contemporanea, Vilma; esa mezcla perfecta de valentía, de delicadeza, de inteligencia, de cultura, de amor.
Y no es que solo estas tres mujeres aparezcan en las páginas de la historia de Cuba, es que ellas sintetizan a todas las que en cada uno de los tiempos en que les tocó vivir escribieron páginas gloriosas a través de las cuales hoy también nosotras las mujeres cubanas somos protagonistas.
lunes, 7 de marzo de 2011
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