Federación de Mujeres Cubanas

miércoles, 23 de marzo de 2016

Amor y trabajo en cada jornada de María

Por Yenima Díaz Velázquez
Las Tunas.- Su esposo es Pedro Rogelio García Suárez, un usufructuario que vive día a día entre cerdos, aves y carneros.  Ella es una mujer de estos tiempos, de las que sonríen y trabajan, de las que no se quedan de manos cruzadas, esperando tiempos mejores.
El amor a su hombre y la voluntad por mejorar la situación económica de la familia, hicieron que María Olano Olano dejara las comodidades de su vida en la ciudad y se trasladara a vivir a una zona periférica de la provincia de Las Tunas.
Es también el mejor apoyo para las ideas transformadoras que se le ocurren a él, siempre en aras de incrementar las producciones.
«Nosotros estamos solos aquí; por tanto, compartimos todos los momentos, siempre juntos, para el trabajo y para las alegrías».
Su vida es un verdadero sacrificio; pero, lo asume como algo natural y con muchas ilusiones.
«Vinimos para aquí sin comodidades y poco a poco fuimos haciendo algo.  Ya tenemos la bienhechuría y eso nos ayuda mucho.  Fíjese que antes veníamos por la mañana y volvíamos por la tarde a la ciudad».
De todos los aspectos cotidianos de la vida, lo que más extraña es dormir bien.
«Pues sí, no se duerme con tranquilidad.  Los animales suenan constantemente y tengo el sueño ligero.  Además, tenemos que hacer guardia porque son muchos.  Imagine, el día entero trabajando y por la noche durmiendo poco».
Seguramente es más difícil que lo que ella dice.  Pero, todo luce limpio y muy bonito.
«Claro, trabajo mucho.  Y vale la pena.  Siento que hemos mejorado mucho.  Ya tenemos para comer, especialmente la carne, que es difícil tenerla todos los días en los platos. Se pasan muchas dificultades; pero, se mejora».
A pesar de la falta de vecinas para dialogar, y tan lejos del resto de la familia, María está dispuesta a acompañar a su esposo, el tiempo que sea.
«Seguiré con él todo el tiempo.  Mientras esté aquí, yo estaré aquí.  A veces yo me decaigo y él me levanta o viceversa.  Somos un equipo y así seguiremos».
La de ellos es una bonita tarea para mejorar la economía familiar, él desde su condición de productor de alimentos; y ella como firme horcón que le anima, le consuela y lo secunda.

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